domingo, 17 de marzo de 2013

Amor

Antes de entrar a explorar el mundo de la relación de pareja, siempre había estado intrigado por ese sentimiento que puede surgir entre dos personas. Mis padres, mi ejemplo más cercano, siempre han luchado juntos contra todo, y aunque han tenido sus altos y bajos, continúan en esa unión de pareja que juraron ante Dios hace más de 30 años, cuando decidieron casarse.
Siempre me pregunté si yo sería así de afortunada y lograría estar con una persona durante tantos años, caminando juntos hacia la misma meta. He crecido en la época en que el divorcio es lo más común y al menos aquellos 'divorciados' ya no son mal vistos, como antes.
Sin embargo, no porque considere que hay algo malo con eso, no quisiera pasar por un proceso así. Debe ser algo muy duro casarte con alguien, esperando pasar toda tu vida al lado de esa persona y que de repente unos cuantos años después todos los planes se rompan, lo que construyeron juntos se desmorone y en ocasiones hasta terminan siendo dos completos enemigos.
Es por eso que el divorcio para mí no es una opción, aunque si en algún momento tuviera que vivirlo, estoy segura que saldría adelante con la fuerza que me caracteriza.
Retomando mi punto de partida. La relación entre una pareja es algo que siempre ha captado mi interés. Esa tensión que se crea entre dos personas, los juegos de poder, uno cede, el otro exige, el uno exige, el otro cede, esas negociaciones que se van formando en la convivencia, ese contacto interpersonal que surge cuando se pasa mucho tiempo con alguien.
Y la influencia exterior, la que nunca falta. Los amigos que tachan de "mandarina" al que creen que "cede" demasiado y los que creen que la fidelidad en una relación no es relevante.
Yo misma en algún momento pensé que la fidelidad solo se la debe a un esposo, a alguien con quien sabes que vas a pasar muchos años a su lado y que en cierta forma adquieres un compromiso con él, con Dios y en especial contigo misma. Sin embargo, nunca he podido ser infiel en una relación de noviazgo... creo que no va en mí eso de 'engañar' a alguien, mucho menos a alguien a quien amo. Lo único que siempre he esperado en ese sentido es reciprocidad, porque debe ser algo de dos, o eso pienso yo.
El amor, sin duda, un sentimiento maravilloso, que llena de vida al mundo, aunque también es tan poderoso que provoca reacciones inesperadas. En todo caso, me alegra tener el amor en mi vida y sentirlo a plenitud... amor familiar, de amigos y de una persona especial, a la que le dedico todas mis sonrisas desde octubre de 2010.

No hay comentarios:

Publicar un comentario