sábado, 13 de abril de 2013

De nuevo empezaré

Observé mi rostro en el espejo y no me reconocí... Fue entonces que entendí que no podía continuar así. Amar no es guardar rencor, no es tener resentimientos, no es demostrar quemeimportismo, no es ser indiferente al dolor del otro. Así comprendí que el amor debe ser de dos y que no se puede vivir de recuerdos.

Los ojos hinchados, la respiración entre cortada, la expresión de dolor, de agudo dolor en mi rostro... Y estaba sola. Era ignorada, buscaba que me prestara atención y no la recibí. Después de un largo rato, minutos que se convirtieron en horas y que los sentí eternos, decidí que nadie merece tantas lágrimas y que antes que amar a otro debía amarme a mí misma.

Sequé mis lágrimas con rabia. El dolor se transformó en coraje. Cerré mis ojos y todos nuestros momentos lindos pasaron frente a mí como una película, una historia ajena que ya no existe más. Luego miré al techo de mi habitación y pedí ayuda divina para superar todo.

El amor no puede ser dolor, no puede ser sufrimiento, no puede ser frío, sin señal de cariño... Me recosté en mi cama, abracé una almohada, sí, aquella que me regaló el ser que en ese momento me causaba tanta pena. Sentí el nudo en la garganta que se apretaba y me dejaba sin aire, pero me había prometido no llorar más. Y no lo hice. Retuve aquel líquido salado dentro de mis ojos y respiré profundo para calmarme.

Entonces me di cuenta que debía seguir adelante. Sé que los primeros días son los más difíciles y lamento que esto coincidiera con una fecha que debía ser especial para mí. Pero así sucede. Yo no me humillaré más por alguien que no valoró ni una sola de mis acciones. No dejaré que eso ocurra. Es hora de continuar con mi vida, aunque duela y sienta que no lo lograré.

Te dije adiós... Y lo aceptaste. Que seas feliz.

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